Existen posiciones sexuales más atrevidas que otras, sin embargo, la postura del misionero es bastante recatada por el hecho que es una de las maneras más tradicionales de llevar a cabo el coito.
No obstante, te mostraremos que puedes aumentar el nivel de placer si pones en práctica algunas variaciones. De esa manera, podrás disfrutar la postura del misionero y eliminarás la creencia de que es una posición aburrida o poco excitante.
¿Cómo es la postura del misionero?
Sin duda, la postura del misionero es una de las posiciones más básicas que podemos poner en práctica en el ámbito sexual.
Esta consiste en acostarse uno sobre el otro, mientras la mujer abre un poco las piernas y el hombre arrodillado frente a ella, procede a penetrarla mientras se tumba sobre ella.
Desde esa perspectiva, es evidente que el hombre es quien domina el acto sexual mientras se encuentra en la postura del misionero.
Asimismo, la mujer, acostada en la cama boca arriba, tiene algunas limitaciones para llevar a cabo cualquier otro movimiento.
Origen de la postura del misionero
Cuando analizamos el génesis de esta posición sexual, podemos remontarnos a la época de la colonización para poder entender su nombre.
Su origen proviene de la época de la colonización, siendo la única posición sexual aceptada por la Iglesia, ya que, para ellos, la única finalidad del coito es la procreación y no el placer.
En la postura del misionero todo el dominio lo tiene el hombre que se ubicará en la parte superior, mientras la mujer, en la parte de abajo hace el papel de sumisa.
Dependiendo del ritmo, el hombre tiende a eyacular mucho más rápido por la fricción con las paredes vaginales.
Además, dicho manifiesto de la iglesia católica surgió a raíz de que, durante la colonización, pudieron notar que los aborígenes tenían relaciones sexuales de manera salvaje. Es decir, imitaban las posiciones sexuales que hacían los animales por instinto.
Secreto para hacer más placentera la postura del misionero
Si la postura del misionero te parece aburrida, ponte creativo y aprende a disfrutarla. Aprovecha que estarás de frente con tu pareja y bésala con pasión.
Juega con su cuello, labios, orejas y pezones, así aumentarás la estimulación durante la penetración.
De igual modo, aprovecha el juego previo antes del coito, prepara la zona íntima con juguetes y lubricantes.
También podrás usar tus dedos, ya que, es necesario estimular la vagina para lograr su humedad antes de introducir el pene.
Variantes de la postura del misionero
Aunque no lo creas, puedes probar algunas variaciones de la tradicional posición del misionero. La mujer puede intentar bloquear la entrada del pene cerrando un poco las piernas para contraer las paredes vaginales y generar mayos fricción.
Incluso, colocando una almohada bajo el área lumbar, la mujer podrá tener un menor dominio del movimiento de la cadera.
Asimismo, es posible rodear la cadera del hombre con sus piernas y realizar movimientos pélvicos circulares.
Ya sea, que elijas hacer el número 8, el misionero bloqueado o la flor de loto, siempre conseguirás maneras de alcanzar mayores niveles de placer con esta postura sexual.